El Primer Informe de Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no solo estuvo lleno de datos, cifras y aplausos. También dejó un mensaje silencioso pero contundente: “los de mala reputación, atrás de la raya, por favor”.
Mientras en la primera fila del Zócalo se encontraban sonrientes y atentos los gobernadores y figuras cercanas al nuevo gobierno, en la segunda fila apareció un grupo que no pasó desapercibido: los llamados “políticos de mala reputación”.
La escena pareció una sutil referencia a un discurso reciente de Sheinbaum, donde advirtió que en su administración no habría espacio para quienes empañen la transformación. Y, efectivamente, el acomodo en el evento pareció reflejar esa idea.
En ese segundo círculo del poder destacaron figuras como Adán Augusto López Hernández, actual coordinador de los senadores de Morena y exaspirante presidencial; Ricardo Monreal Ávila, hoy líder del partido en San Lázaro, aún con semblante de quien alguna vez buscó la candidatura; Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, mostrando temple y prudencia; y Andrés Manuel López Beltrán “Andy”, hijo del expresidente López Obrador, quien debutó oficialmente en la segunda fila como secretario de Organización de Morena, heredero político en formación.
Más allá del simbolismo, la imagen de ese acomodo dejó claro que en el nuevo orden político, las posiciones se ganan con reputación y resultados, y que el estilo de Claudia Sheinbaum se caracteriza por marcar distancia —incluso sin pronunciar palabra.
