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Es muy triste la situación de la senadora Olga Sánchez Cordero, exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que por sus posturas progresistas incluso al interior del conservador Máximo Tribunal abrazó la causa del Morena pero ahora se le exige sota voce renunciar a sus convicciones de experimentada y preparada jurista y alinearse con los no precisamente brillantes legisladores del partido del presidente, que desde luego lo apoyan en su lucha sin cuartel contra el Poder Judicial.
La exjuzgadora se manifestó en contra de la extinción de los fideicomisos del poder dentro del cual alcanzó el pináculo de su carrera judicial, entre otras razones porque afectará muchas fuentes de empleo, pero las señales enviadas dede el Palacio Nacional, disimuladas, fueron de condena a sus posturas. En este espacio comentamos, como leímos también en varios más, en los últimos años, que su participación en el lopezobradorismo iba a acabar entrampada, porque su perfil de abogada constitucionalista es algo contrario al espíritu del partido guinda, cuya única doctrina consiste en funcionar lo mejor posible como un apéndice del poder presidencial.
La extinción de los fideicomisos ordenada a sus legisladores —los del Morena y aliados— por Andrés Manuel López Obrador forma parte de un perenne atentado contra la división de poderes que define a la república, y en el caso particular de los 13 del Poder Judicial se trata de un enfrentamiento sin pudor alguno; atestiguamos un pleito sin cuartel contra una institución a la que que no puede manipular como lo hace con el Poder Legislativo, merced su mayoría de escaños.
Se trata literalmente de desmontar la república para convertir al país en una autarquía, una dictadura de facto, que sigue en proceso de construcción a pesar de que el periodo constitucional de la administración lopezobradorista está a meses de concluir, porque la idea es extenderlo por lo menos otros seis años a través de su candidata Claudia Sheinbaum Pardo, mujer sin duda perfectamente capaz para gobernar por sí misma pero que, al menos por ahora, perece absolutamente leal a su jefe político y dispuesta a facilitarle ejercer un “maximato”.
La ministra Norma Piña Hernádez, presidenta de la corte, ha hecho un loable esfuerzo por preservar la autonomía del Poder Judicial, pero el presidente va con todo en su afán por destruirlo. No cuenta con mayoría calificada para implementar las reformas con las que quisiera extinguirlo como poder independiente, pero trata de asfixiarlo y de imposibilitar su funcionamiento a través de la reducción de sus recursos y la determinación de presupuestos raquíticos.
El decreto de la extinción de los 13 fideicomisos del Poder Judicial ya fue publicado, a pesar de una nutrida oposición de especialistas que consideran esto como un terrible retroceso en la vida republicana, más allá de la de por sí grave disminución de 15 mil millones de pesos que eran utilizados, entre otras cosas, para el pago de prestaciones de los trabajadores, que desde luego se han movilizado y protestado en todo el país. No es un conflicto menor, pues se trata de casi 47 mil trabajadores afectados.
No se puede descartar que próximamente se presente otro desprendimiento en el partido oficial, pues en los debates parlamentarios la postura de Sánchez Cordero no fue de ninguna manera suave, blanda, sino muy encendida y rayando en la indignación: “Hay momentos en la vida de las personas que son definitorios; para mí uno de esos momentos es hoy: como senadora de la república votaré en contra de que desaparezcan estos fideicomisos. Hoy vengo a defender a los trabajadores del Poder Judicial Federal ante su posible eliminación, pues forman parte de sus conquistas laborales”.
El presidente López, en público, durante su conferencia de prensa cotidiana, se mostró comprensivo con su correligionaria senadora, y para apoyar esta supuesta nobleza y no profundizar recurrió a una perogrullada, mostrando respeto a pesar de ir en contra de la iniciativa, justificándola por el hecho de que antes fue parte de la Suprema Corte y tiene “una solidaridad con ese gremio”. ¿Habrá alguien que no notara ese pequeño detalle, que López descubrió como si fuera el café con leche? No creemos que las cosas se queden ahí.
Es obvio que a Sánchez Cordero, aunque teniendo 76 años está en plenitud para el ejercicio de su tarea legislativa, ya no le queda por delante una carrera muy larga, así que si su “rebeldía” fuese tomada en el fondo como una afrenta por el presidente y la marginara, no sería una persona precisamente malograda.
Hay que recordar que a lo largo de la actual administración las defenestraciones por no seguir a pie juntillas los dictados de López han sido muchas y muy sonadas, empezando por el primer secretario de Hacienda y Crédito Público del sexenio, el reconocido Carlos Urzúa Macías —quien por cierto se acaba de sumar a la campaña de Xóchitl Gálvez Ruiz—, por atreverse a manifestar una postura diferente a la del mandatario en temas hacendarios.
Ojalá que el respeto de López a la extogada no sea de dientes para afuera.
(Hasta aquí la publicación en el periódico)
LA DICHA INICUA…
En la edición de hoy lunes 30 de octubre de Novedades de Quintana Roo aparece en portada, como nota principal, escrita por Stephani Blanco, una información sorprendente acerca del desempeño de Quintana Roo en el segundo trimestre de este año, en el que los comportamientos respectivos de los sectores primario y terciario reportan una baja estacional normal para estos meses, mientras que el secundario muestra un despegue impresionante. Reflexionemos sobre lo que sucede con nuestra economía, que denota de inmediato una impresionante diferencia en los resultados por actividades de la mancuerna Andrés López-Mara Lezama Espinosa con respecto a los años precedentes.
En lo que se refiere a la agricultura, la ganadería, la pesca y actividades afines (primarias) el dato es de una significativa aunque no anormal contracción del 7.3 por ciento. Este sector tiene muchos años de no crecer, y los reconocibles esfuerzos desde el gobierno de Pedro Joaquín Coldwell hasta el de Joaquín Hendricks Díaz por desarrollar proyectos productivos acabaron fracasando por diversas razones, incluidas las políticas, perviviendo solo el cañero en torno al ingenio San Rafael de Pucté.
Los proyectos arrocero, del corredor citrícola, el ganadero, el lechero y el apícola, entre muchos otros, sucumbieron por los cambios de interés de los gobernantes, y porque los innovadores del gobierno de Hendricks, como el de la acuicultura, de la siembra intensiva de chile jalapeño de la variedad San Benito e incluso el magnífico del megainvernadero Hidropónia Maya —afectado en gran medida por la corrupción, incluso en el mismo círculo cercano del mandatario— nunca fueron comprendidos. Ni siquiera el de los trapiches en la zona cañera del sur, de la rivera del Río Hondo, con todo a favor y que parecían connaturales a la única agroindustria existente, lograron una existencia transexenal.
Félix González Canto, Roberto Borge Angulo y sobre todo Carlos Joaquín González se olvidaron del sector, retornando al turismo como único motor de la economía. La verdad es que ni la agricultura ni la ganadería dan para mucho más en el estado, lo que desde luego significa que no pueda tener un sano crecimiento si se retoman los proyectos innovadores —el forestal es otro que permanece en el olvido— y se aplican nuevos.
El sector servicios (terciario) es y seguirá siendo el más robusto por el obvio impulso que recibe del turismo, aunque también por temas estacionales tuvo una contracción en el trimestre, en este caso del 4%. Desde luego se espera que las grandes obras de impulso federal a las que la gobernadora Lezama se ha asociado con mucha visión de oportunidad y destina los esfuerzos correspondientes del estado, una vez que estén operando a plenitud otorguen nuevas orientaciones para el crecimiento del rubro servicios.
Pero por ahora, el sector que ha crecido de una manera impresionante es el secundario, y no porque Quintana Roo haya virado su vocación de servicios a industrial, sino porque las obras de infraestructura como el Tren Maya, el Aeropuerto Felipe Carrillo Puerto de Tulum, el puente sobre la Laguna Nichupté y otros de similar intención, aparte de una notable actividad constructiva en las ciudades de obras públicas de presupuesto estatal reciben una muy importante fracción de los ingresos de la federación, nunca antes vista y apenas comparable con la que fluía durante la construcción del Centro Integralmente Planeado de Cancún. Aquí el crecimiento es de ¡131%!
Tendríamos que estar locos si no aprovechamos esta circunstancia temporal, aunque es evidente que Mara Lezama lo ha entendido tan bien, que es prácticamente la vocera de López Obrador en lo que se refiere al Tren Maya, su proyecto más señero.
Esperemos que eso siga así en los próximos cinco años: ahora para la construcción y luego para el aprovechamiento de la inversión que el presidente López destina al estado.
HOMÚNCULOS
A la histórica jurista de largo nombre, Olga María del Carmen Sánchez Cordero Dávila de García Villegas, no la pelaron ni un poquito sus compañeros de bancada en el senado… ¡ni por cortesía o mínimo respeto a su trayectoria! Sabemos que no se caracterizan por sus buenos modales ni por su caballerosidad, pero ¡qué gandules!
GRILLOGRAMA
Senadores correligionarios…
Los morenos, en el aire
Dejaron un tufo amargo
Pues tiene un nombre tan largo
Como enorme fue el desaire columnacafenegro@gmail.com